domingo, 4 de enero de 2009

De domingo pa lunes



Quedaron en ir al cine para verse de alguna forma que no fuera la usual. La de siempre. La de luces infartadas en el techo de alguna fiesta que festejaba lo absurdo o la de alguna tertulia sin moderador ni freno sobre ancestros, dioses míticos y economía mundial. Todo al mismo tiempo. No lo habían hablado, pero tácitamente sabían que era necesaria y justa la alteración de la rutina por la normalidad que implica una ida al cine. Una ida casual al cine. Cine animado. Disney Pixar.

Comer pizza en el cine, ni de coña. Eso es un chiste en cuatro piezas preparado especialmente para ti por los reyes del refresco a chorros y el maní inflado. Corrijo, maíz-inflado, palomitas de maní. Cotufas de mierda. Ahora, lo que la gente seria acostumbra es comprar su pizza cuatro quesos con extra de champiñones debidamente preparada en aquel lugarcito de Altamira. Para llevar, porfavor. Bolso grande, pizza adentro. Buenas noches, sala 5 a su derecha. Sala 5 a mi derecha. Zazz, suéter / Puff, poltrona / Taraaan, pizza y cine. Mi plato preferido. Nunca lo he hecho y nunca lo olvidaré.

Que sea màs serio me dicen algunos, por eso es que ahora prefiero ir al cine antes que ponerme a inventar hacer cualquier otra cosa. Cosas de cambio. Es que hubo una alteración en el último dígito de mi almanaque personal que, para mi pesar, es exacto al de un montón de gente con la que preferiría no compartir ni el año, ni el aire, ni la era. Que les den por el culo, yo igual me cago de la risa.

Qué perrito màs tierno ese que corre por las calles de Hollywood con un rayito en el costado igual al color de su negra nariz. Un cachorrito blanco y valiente dispuesto a luchar contra todo con tal de volver al lado de Liliy y recuperar su cariño. La principal atracción de la película, unas palomas que aparecían en trío de vez en cuando. Hablaban de cualquier vaina a pupilas dilatadas - contraídas / Contraídas - dilatadas. Los diálogos màs coherentes del largo. En eso estamos de acuerdo.

El tiempo se hace corto cuando disfrutas, dicen por ahí. A las doce ya estàbamos en casa. Yo no sé qué tan cierto sea eso de la relación inversamente proporcional de la diversión con la longitud del tiempo. Lo que sí sé, es que de verdad me encantaría desentenderme de ese señor y no tener màs nunca nada que ver con él.

Las doce pasadas. Se me hizo tarde para mi pastilla y sin eso mira, ahí sí es verdad que no duermo nada y paso una noche terrible y al día siguiente me paro cansado y no rindo en el trabajo y, coño, ya mi jefe me tiene el ojo puesto, no puedo dormirme en los laureles, todo se va a la mierda. Es tu futuro, mijo, tu futuro.

T-u-f-u-t-u-r-o / Beep. Beeeep. BEEEEEP.

¿Qué coño es eso?

Hora de trabajar.

- Alfredito Do Mina Lasmentes.