martes, 17 de septiembre de 2013

Ya nadie saca a pasear a sus gatos



Y en el piso encontré dos gotas que eran mis lágrimas duales. Tenía tantas ganas de llorar, como de cagarme de la risa, como de degollarme hasta la médula, como de convertirme en semilla y germinar. Tal vez algún orate me pueda satisfacer la superficie, pero en el fondo siempre seguiré preocupada por ocuparme en mejorar esa versión de mi anti-héroe. 

Cuando alguna pantalla analógica marque las -1111, podrán recoger del suelo mis cansadas vísceras. Espero que esta vez el viaje me lleve de regreso al paralelo superior y que la luna llena esté sincronizada con el estómago de la torre y que mis cabellos se pongan redondos y plateados como nubes que no son más que camuflajes de objetos voladores no identificados.

El rostro de la luna luce trasnochado y cansado; más que mi superficie donde las lombrices no escatiman y todo lo devoran, según mi comando. Han sido muchas las estrellas que la han contemplado, pretendido y traicionado. A la luna. Seremos eternamente los injustos, pero más que nadie con nosotros mismos. Por eso, cuando veo a personas con perros, prefiero ver a los perros y si tengo que hablarle a alguno, me inclino por los canes.  

martes, 7 de mayo de 2013

Venganza


Hoy todos envejecimos porque no dormimos.
No acataremos órdenes y caminaremos desenvueltos por el jardín prohibido para recoger los frutos de todos tus pecados.
Los llevaremos a cuestas, moriremos por ellos y nos convertiremos en el karma de tus próximas vidas.
No te librarás tan fácil.

martes, 4 de septiembre de 2012

Citas de Wilkin Pedia:


"La cosmogonía permite apreciar la necesidad del ser humano de concebir un orden físico y metafísico que permita conjurar el caos y la incertidumbre".

"La seguridad psicológica para la construcción de una identidad para la vida en comunidad".

"No existe una explicación unívoca".

"La función del mito es consagrar la ambigüedad y la contradicción".

"La creación es un sacrificio".

miércoles, 22 de agosto de 2012

Amor Dizkuz


Mis manos hablaban con el sol el lenguaje de los mudos. 
Las costras de las rodillas se despegaban a sí mismas para descubrir lo que se esconde más adentro. 
Yo me había quedado ciega desde hacía rato, pero tenía una pestaña larguísima que me salía desde el centro de la frente. Algo importante ocurriría en cualquier momento.
Mientras esperaba su llegada, masticaba unas hierbas recomendadas por un perro amigo de mi perro.
Me cayeron bastante bien. 

Me callaron con educación. Me cayeron a muela, me marearon y me quedé dormida.
Me desperté sonambuleando entre las sombras de todas las almas perdidas del Metro. La sensación me provocó una reacción alérgica crónica que acabó por desnaturalizarme y ahora soy  como un pedazo de uña que sigue creciendo aún después de que es arrancado del dedo.

Mis pupilas hablaban con el óxido de la puerta el lenguaje de los mal paridos.
Recibí como respuesta un gargajo metálico en el ojo siniestro. La mentira es más diestra - Pensé de inmediato y recordé un pasaje de una canción nocturna; te veía bailando sobre mi polen. 

Apreté los labios, tragué grueso y supo rico. 
Lo mejor de todo es tomar una cucharada de miel con limón cada mañana.

lunes, 30 de julio de 2012

Goma de mascar


Me levanto con ganas de seguir durmiendo. 
Eso hago. 
Desde los sueños me llaman con insistencia porque me quieren decir algo importante. 

Necesito que alguien me diga algo importante.
Pronto.

Despierto al fin, sin novedad.
Todo el mundo vomita con los ojos cerrados.
Mejor será sonreír y estimular mi parte no humana. 

Pienso y me equivoco.
Soy hipócrita.

Lo siento mucho, pero aquí ya nadie siente 
-Me dice, desde el cenicero, un chicle lleno de sangre. 
Lo agarro y me lo trago.

Sabe demasiado.

martes, 24 de abril de 2012

Monólogo 011

- Hola, ¿Cómo estás? ¿Tienes un yesquero?
- Ya no fumo.
- Pero no te estoy pidiendo un cigarro.
- Ya no bebo.
- Pero no te estoy pidiendo que bailes.
- Ya no follo.
- Pero no te estoy pidiendo que gimas.
- Ya no duermo.
- Pero no te estoy pidiendo que viajes.
- Ya no como.
- No te estoy diciendo bulímica.
- Ya no creo.
- Ahora sí que estás bien jodida.
- Ya no escucho.
- Yo tampoco.
- ¿Cómo dices?
- ¡Yo tampoco!
- Perfecto, entonces hablemos por señas.


viernes, 4 de marzo de 2011

Sus manos estaban tan frías como el hielo derretido de mi trago. La sentía congelada mientras la veia desde lejos como si tuviera puesto un disfraz gigante de helado de lima - limón. Provocaba lamerla con este frio. Ella llevaba puesto un vestidito negro, unas botas para la lluvia y un gorrito que le tapaba las orejas. Yo no usaba piel, ni cabellos, ni uñas, ni células, ni huesos, ni sangre, ni órganos. Ya no me sentaban bien ninguna de esas prendas.

Preferia andar por el mundo sin el peso de la humanidad; la forma más práctica y pura de desnudez. Mi alma quedaba sin sus ropas, indefensa, expuesta y tendida al viento junto a los trapos acabados de mi generación y otras que me precedieron. Me sentía energizada a pesar de todo el tiempo que me tocó llevar sobre mis hombros el karma que dejó el máximo estado de elevación espiritual que alguna vez alcanzó mi padre. Habían pasado demasiados años desde la última vez que se subió al triciclo y ya no le quedaba ninguna revelación que conservara vigencia y practicidad. Cuando se pierden las fuerzas para pedalear lo mejor será lanzarse al lago con un yunque amarrado a los tobillos, eso lo aprendí un buen día y desde entonces pedaleo sin descanso hasta la luna.

Algunas veces me siento sola y lejos de casa. Imagino que me tomas en un supiro y que luego me dejas salir con la fuerza que me daba tu boca. Luego recuerdo que nunca estuve con nadie, que nunca tuve hogar y que jamás estuve cerca de tus labios. Grandes son las ganas de probarte, helado verde, hasta que se me congele el cerebro y la capacidad primaria de análisis y comprensión.



Como un impulso capaz de levantar una hoja seca a pocos centímetros del suelo durante breves segundos, no soy capaz de llevar a nada ni a nadie conmigo. Tampoco quiero hacerlo. He comprendido tarde la importancia de la individualidad totalitaria al momento de suprimir definitivamente los complejos e insatisfacciones causadas por agentes externos a mi naturaleza. Soy como la burbuja que se rompe antes de besar la superficie, prefiero regresarme al fondo de las cosas y volver a nacer como otra burbuja desmemoriada. Se me olvida que te quiero, que me quieres y que te gusta jugar a causar trastornos. A mí no me gusta ser parte de tu trama y prefiero cortar mi lengua con hojillas oxidadas para suprimir del todo mi gusto por lo inmaduro y frío.

Somos iguales, pero en mi patio las hojas son tuyas y en el tuyo yo no tengo nada. Lo pienso, me siento sobre un átomo y recuerdo que tampoco tengo lengua y que la única cosa que realmente nos asemeja son las ganas de no tener ganas. Minimiza mis ventanas en tu chat, resetea el ordenador y dale poder al miedo de no verme más para ver si tus perros lo huelen y me espantan a ladridos de tu patio y de tu vida de una vez por todas.