miércoles, 24 de noviembre de 2010

II ACTO

















Lo que a continuación verán será el resultado de una serie de atentados terroristas contra mi persona. Ya la masturbación no me satisface, tampoco el amor por la familia ni la necesidad de superación que sienten algunos individuos cuando se comparan con el resto de sus semejantes.
La mutilación de mis extremidades vendrá acompañada por sonidos de primavera, gemidos de pájaros procreando y olores de frutos en estado de maduración inminente.
No siento la sangre correr por mis piernas, ya no tengo piernas ni deseos de caminar hacia el futuro que no existe. Prefiero ser realista y pesimista en el sentido de que no esperaré nada mejor aún cuando sé que viene la lluvia con gotas enormes rellenas de mierda, pus, sangre, mocos y fluidos corporales que contagian enfermedades incurables y mortales con el mínimo contacto de la dermis.
Seré como la podredumbre que se funde con la tierra y que con el pasar de los años servirá de pesebre para que nazca la más hermosa flor. Una flor tan bella como maldita, que vino al mundo sin derecho a elegir su destino y que morirá desmembrada para ser exhibida, tan sólo un par de días, en el florero de mi propia tumba.